⛓️ Es hora de romper la cadena
Todos tenemos algún hábito que, sin saber muy bien porqué, repetimos una y otra vez. Pero es posible romper la cadena y deshacernos de ese mal hábito.
Todos tenemos alguno.
Algún hábito que estás intentando dejar atrás. Alguno que cuesta horrores. De esos que está tan apegado a ti, que el hábito y tú ya sois uno solo. Inseparables.
Ya puedes mentalizarte, asegurar y jurar que no volverás a hacerlo. Vuelves a caer. Una vez más. Otra vez más.
Lo peor no es el mal hábito en sí (que también), sino la sensación de estar a merced de una fuerza externa, superior, que hace contigo lo que quiere y está empeñada en fastidiarte la vida y tirar por la borda tus buenas intenciones.
La sensación de que no controlas tus impulsos ni tu vida.
Y eso es frustrante.
Todos tenemos algún hábito que, sin saber muy bien porqué, repetimos una y otra vez.
Pero llegó el momento de romper la cadena.
Veamos cómo.
Utilizaré un ejemplo para explicar la idea que me gustaría compartir hoy contigo. Un ejemplo que bien podría ser real y al que llamaré Julia.
Julia está intentando comer de forma más saludable (y un poco menos). Algunos días la cosa va más o menos bien. Otros, no tanto. Y, en alguna ocasión, la situación se va de madre.
El pasado viernes fue uno de estos días.
Esa “fuerza superior” se apoderó de ella a la hora de la cena y echó al traste el plan perfecto que tenía enfrente, escrito en un A4, y sujeto con dos imanes en la puerta del frigorífico.
No hace falta dar detalles. No es relevante. Seguro que tienes algún ejemplo propio en el que “la fuerza superior” te hizo comer o beber lo que no querías. Y en más cantidad.
Y seguro que también recuerdas aquella sensación de después: esa combinación de remordimiento y culpabilídad, esa mezcla de enfado y desconcierto por no acabar de comprender el porqué de tus acciones, esa sensación de empacho y suciedad…
¿Cuál fué el error de Julia?
¿Falta de fuerza de voluntad? ¿Falta de disciplina? ¿Flojera de carácter?
No.
El error está en creer que sus acciones y comportamientos se limitan al momento puntual en el que los lleva a cabo.
Es decir, pensar que el resultado de “comer bien” el viernes noche sólo depende de la decisión de comer bien. Creer que, en ese momento, tu parte consciente y racional tomará el control y será implacable en la ejecución de tu plan sin fisuras.
¡Error!
En realidad, lo que sucede en la cena del viernes, es la consecuencia de una serie de acciones, sensaciones, sentimientos y pensamientos que se han ido sucediendo y acumulando a lo largo del día para llevarte, irremediablemente, al fatal desenlace.
Me gusta explicarlo con la imagen del efecto dominó, donde la caída de la última ficha no es una acción única e independiente sino la consecuencia final de la caída en cadena de todas las fichas anteriores.
El acto de comer bien AHORA es la consecuencia de una multitud de actos PREVIOS.
Bien.
Vamos a aterrizar todo esto. Y vamos a hacerlo con el ejemplo hipotético de Julia.
Imagina que podemos rebobinar la secuencia completa del efecto dominó y levantar ficha a ficha hasta llegar al principio, a la primera, al detonante.
Es como hacer un ejercicio de ingeniería inversa.
21:00h Atracón fatal 😤
20:32h Llego a casa cansada, con hambre y sin ganas de preparar la cena. 😩
18:18h Gusanillo en el estómago… Pillo unas chips de la máquina de vending 😕
13:00h Mucha hambre. Pido que me suban sushi del japo de abajo 😩
9:47h Otro café, a ver si espabilo… 🥱
7:35h ¡Me he dormido! Café, sin desayunar y salgo pitando de casa 😱
01:36h Sigo sin conciliar el sueño…
00:53h Apago el móvil... 😴
23:45 Me voy a la cama. Un vistacito rápido por Tik-tok y a dormir. 🥱
…
Si lo analizamos bien, el atracón empezó a gestarse la noche anterior.
Ir a dormir tarde escroleando en Tik-tok altera tu patrón de sueño, duermes menos y descansas peor, te cuesta despertar por la mañana y ya vas tarde, no tienes tiempo de desayunar, no preparas el tupper con la comida para llevarte al trabajo ni sacas del congelador el pescado para la cena, durante todo el día vas dormida, no rindes igual y tienes más hambre (una de las consecuencias de la falta de sueño y descanso), la combinación sueño-hambre te hace tomar peores elecciones en las comidas y, lo que parece que te ha saciado, al poco rato vuelve a despertar el hambre, hambre que calmas picando lo primero a lo que el cerebro apunta, para volver a tener (más) hambre al poco rato, que se mezcla con tu estado de agotamiento-sueño-falta de energía…
…y ahí te encuentras tú, frente al frigorífico, mirando el A4 con tu plan perfecto, pero visualizando ese bol de cereales de chocolate que sientes que es lo más adecuado para tus necesidades y estado actuales.
En ese preciso momento, frente a la caja de cereales, ya no hay nada que hacer.
Estás perdida.
Ni fuerza de voluntad ni ná. Por eso te digo que la fuerza de voluntad es una m***da y que no te puedes fiar de ella. En momentos así, nos iría muy bien. Pero rara vez se impone frente a la tentación de un aparentemente inofensivo bol de chococrispis.
Intentar atajar el problema cuando ya está desatado no es la mejor estrategia.
Es mucho mejor romper la cadena mucho antes.
Ahora te toca a ti.
¿Qué hábito o acción repites con cierta regularidad, sin saber muy bien porqué, y te gustaría dejar de hacerlo?
¿Identificas algún patrón?
¿Hay alguna serie de eventos anteriores que normalmente se repiten y acaban desembocando en esa acción o comportamiento indeseado?
¿Puedes hacer el recorrido hacia atrás e identificar todos los eslabones de la cadena?
¿Dónde te resultaría más fácil atajar el problema? ¿Cuál es el eslabón de la cadena que podrías romper? ¿Cuál es el punto más alejado sobre el que podrías actuar?
Si comprendes que muchas de tus acciones y comportamientos no son aislados e independientes y que casi siempre son la respuesta o consecuencia a una secuencia de situaciones o eventos anteriores, ya tienes mucho ganado.
Incluso es posible que te sientas liberado de esa carga de culpabilídad.
Si además eres capaz de identificar la secuencia que te predispone a llevar a cabo el comportamiento que deseas eliminar, estarás en una posición muy favorable para deshacerte de cualquier hábito que lo desees.
¡Es hora de romper la cadena!
Salut!
PD: Por si andas despistado y no te has enterado todavía, lo repito. He empezado otro newsletter. Va de correr. Correr en su forma más natural.
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