🏊🏻♂️ No caigas en la ilusión del cuerpo del nadador
Uno de los errores más frecuentes que cometemos los humanos es confundir el resultado con el criterio de selección. Te explico en qué consiste y cómo puedes evitarlo.
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Juan quiere ponerse en forma y mejorar la salud.
Bueno, en realidad desea mejorar su aspecto físico. Los últimos cuatro años de universidad le han pasado factura. Entre la “noche del estudiante” de los jueves, los viernes con los compis del insti y los sábados con sus amigos fiesteros, ha conseguido un verdadero cuerpo Danone: “blandito y con tropezones”, como diría mi amigo Rafa.
Así que Juan se ha propuesto hacer algo al respecto.
“¿Correr? Uhmmm… Los corredores están entre delgados y famélicos…”.
“¿Levantar pesas? Uf… no quiero un cuerpo inflado ni moverme como un tronco…”.
“¿Ciclismo? No sé… son como los corredores pero con las piernas más fuertes… están desproporcionados”.
“¿Natación? ¡Eso sí! El cuerpo de los nadadores se ve musculado y atlético, pero no inflado. Nadar es lo que voy a hacer”.
Así que Juan ha empezado a nadar.
Sin duda, nadar le irá bien para mejorar algunos aspectos de su salud y forma física. Pero nadando no conseguirá el cuerpo de nadador que desea.
Juan, sin saberlo, ha sido engañado por “la ilusión del cuerpo del nadador”, uno de los sesgos habituales que sufrimos los humanos.
¿En qué consiste?
Pues bien, la ilusión del cuerpo del nadador (swimmer’s body illusion) se da cuando confundimos el criterio de selección con el resultado.
Michael Phelps no tiene ese cuerpo por las miles de horas de entrenamiento que pasó en la piscina, si no que gracias a ese cuerpo ha sido (seguramente) el mejor nadador masculino de la historia.
Con este otro ejemplo lo verás más claro: fijémonos en el baloncesto. No tendrás ninguna duda en que practicar el baloncesto no te hará ser más alto, ¿verdad? Si eres alto (selección) tienes más probabilidades de triunfar en el mundo de la canasta (resultado).
Si eres alto, tienes brazos largos, unos pies grandes y unas determinadas proporciones corporales (selección) tienes más probabilidades conseguir 23 medallas de oro olímpicas (resultado). Como Phelps.
“Bueno, eso mí eso no me pasa, Alex”
¿¿Estás seguro??
Permíteme que lo ponga en duda.
De hecho, gran parte del éxito de la publicidad se aprovecha de este sesgo:
¿Crees que las guapas modelos de piel tersa lo son por la crema que anuncian en TV? ¿O más bien son seleccionadas para el anuncio porque son guapas y tienen una piel tersa y radiante?
¿Que los estudiantes de ESADE salen mejor preparados, consiguen mejores puestos de trabajo y ganan más dinero gracias a la calidad de la educación? ¿O es que el proceso de selección garantiza que los alumnos que cursarán estudios en ESADE son los más inteligentes, están más preparados y están más motivados para estudiar?
¿Piensas que en La Masía, la cantera del Barça, se crean grandes jugadores de fútbol o que para entrar en las categorías inferiores del FCB ya debes ser un jugador con un talento y habilidad fuera de lo común?
Cuando entrevistan a los pilotos ganadores de un premio de Moto GP todos aparecen con una lata de RedBull en la mano. Eres inteligente como para saber que tomar una bebida energética no te convertirá en un piloto de Moto GP, aunque esa asociación queda impresa en el fondo de tu mente.
La publicidad y las estrategias de marketing se basan en estas asociaciones.
“Fulanito hace-toma-tiene X. Si yo hago-tomo-tengo X, seré como fulanito”.
Llevado al mundo del fitness:
Cuando veas en Istagram al influencer de turno en mallas y top o a torso descubierto, mostrando unos músculos más apretados que las tuercas de un submarino, explicándote su rutina de abdominales o glúteos para venderte su programa o asesoría…
DES-CON-FÍ-A.
No te pondrás como ellos siguiendo ese programa.
Lo más probable es que partan de una buena genética, entrenen y coman bien (¡por supuesto¡) y se beneficien de alguna “ayuda” exógena.
Pero no son los productos y suplementos que anuncian los que les han proporcionado los resultados que vemos (y deseamos), si no que las marcas comerciales los han seleccionados por su imagen corporal.
Las agencias de comunicación y publicidad conocen el potente impacto de esas asociaciones en las decisiones de compra de los consumidores. Saben que confundimos fácilmente el criterio de selección con el resultado. Y también saben que solemos comprar basándonos en la emoción, más que en la razón (sí, tú también).
Así que, estáte atento.
Especialmente cuando navegues por RRSS.
No caigas en la ilusión del cuerpo del nadador.
Que no te pase como a Juan.
Salut!
Hablando sobre formas corporales y rendimiento, te dejo una serie de imágenes que creo que te resultarán curiosas. En ellas verás a una serie de deportistas de élite de diferentes disciplinas. Apreciarás notables diferencias entre ellos. Evidentemente el entrenamiento de la propia actividad deportiva tiene un efecto sobre la musculatura y composición corporal del deportista. Las demandas del deporte influyen en el cuerpo. Pero probablemente las características morfológicas y fisiológicas de cada uno de ellos es el factor más determinante para llegar a la élite de un deporte concreto y no de otro.
No quiero despedirme sin compartir contigo un artículo que publicó Oriol Roda en su newsletter hace unos días y en el que me invitó a participar como autor. Si quieres ganar masa muscular, te recomiendo leerlo.
Y si no quieres ganar masa muscular, te recomiendo que te suscribas a su newsletter: aprenderás cosas interesantes sobre salud y longevidad, disfrutando del camino.