🤷🏻♂️ Un motivo, un aprendizaje y el futuro
Retomo la publicación regular de este newsletter y te explico brevemente el motivo de mi ausencia, un aprendizaje-reflexión y el futuro inmediato de La Fuerza de Voluntad es una M***da.
Lo he vuelto a hacer.
Probablememente ni te hayas dado cuenta.
O tal vez sí.
Si estás entre estos, te habrás preguntado qué ha pasado con este newsletter durante este último año. Los últimos 15 meses, para ser más precisos.
Si llevas por aquí desde los inicios de La Fuerza de Voluntad es una M***da, incluso podrías recordar otra desaparición temporal similar hace tres años.
Lo he vuelto a hacer. Y me temo que no puedo asegurar que no volverá a suceder.
Pero aquí estoy de nuevo. Y hoy te escribo brevemente para explicarte el motivo de este paréntesis en la publicación del newsletter, un aprendizaje que me llevo (y que puedes aplicar en tu vida) y cuál es el futuro inmediato de este boletín.
¿Has llegado hasta aquí por casualidad? ¡Bienvenido! Si no quieres volver a depender del azar para leer este newsletter y te interesa mejorar tus hábitos y estilo de vida de una forma simple, sin complicaciones y para siempre, dale al botón rojo.
El motivo
En octubre del 2023 empecé un curso que deseaba hacer desde hacía varios años y que había estado posponiendo por la inversión de tiempo y energía que requería: calculé unas 15-20 horas semanales entre la lectura y visionado de los contenidos, las sesiones prácticas en directo, las tareas y ejercicios y la revision y estudio de los contenidos.
Por si fuera poco, todo ello en inglés, lengua en la que me manejo más o menos bien, aunque no tanto como para mantener una sesión práctica de lifestyle coaching con algún otro estudiante de Texas, Escocia, India o Australia. Al menos no con la fluidez y grado de precisión que me gustaría.
Detalles aparte, añadir 15 o 20 horas adicionales a mis obligaciones semanales era algo totalmente inviable.
Bueno, inviable a no ser que pagara un peaje que no estaba dispuesto a pagar en ese momento. Y es aquí donde aparece la reflexión o aprendizaje que me gustaría compartir contigo en el siguiente punto.
Entre otras cosas, decidí que para realizar el curso debería eliminar (temporalmente) el tiempo destinado a crear y compartir contenido en las RRSS. Y ahí entra este newsletter.
Ese es el motivo por el que no has tenido noticias mías en los últimos meses.
El aprendizaje
Si te soy sincero, en esta ocasión no he aprendido nada nuevo.
No he aprendido nada nuevo porque ya he pasado por esta situación (y otras similares) anteriormente. Digamos que ahora ya “venía aprendido” de casa y no me costó nada tomar la decisión.
Lo que he hecho con 30 años no tengo ganas de hacerlo actualmente con 53.
A estas alturas de la vida, tengo una serie de hábitos y rutinas establecidas que me hacen sentir bien, rendir a un nivel aceptable y dormir tranquilo por las noches.
Pasear o meditar a primera hora de la mañana, un cierto nivel de actividad física diaria, 3-5 sesiones de ejercicio semanal, nuestro paseo o carrera de los fines de semana por Collserola, establecer estratégicamente momentos de pausa y descanso (desconectado del teléfono y del ordenador), dormir el mínimo de horas que mi cuerpo necesita…. Todas ellas son cosas innegociables, actualmente, en mi vida.
Así que, por mucho que los gurús del marketing y redes sociales digan que debes ser constante y regular, y que lo peor que puedes hacer es dejar de publicar contenidos y de conectar con tu audiencia, decidí no seguir esa absurda recomendación.
¿Absurda?
En mi opinión, sí.
Y esta es mi reflexión y aprendizaje que, espero, te resulte útil y lo puedas aplicar en cualquier faceta de tu vida. No me enrollaré ni entraré en mucho detalle.
En esta sociedad en la que la hiperproductividad (malentendida) está sobrevalorada, cuanto antes te des cuenta de que no, no puedes llegar a todo, ni conseguir todo lo que quieres, ni convertirte en todo lo que desees, más dolores de cabeza y frustraciones evitarás.
Los recursos son limitados.
Tu tiempo, atención y energía también. Como lo son los míos.
Así que es absurdo que alguien (sociedad, gurú del marketing o mi cuñado) me diga qué se espera de mí o qué debería hacer. ¡Cómo si yo no supiera qué necesito y qué me hace sentir bien!
Yo soy el experto en mi vida. Como tú lo eres de la tuya.
Cuando aceptas que no siempre puedes llegar a todo, el siguiente paso es preguntarte ¿A qué le diría “no” para poder decir “sí” a eso que tanto deseo/necesito?
Vamos, lo que conocemos como priorizar.
Por un lado, me gusta pagar puntualmente la hipoteca y otros suministros, además de comer varias veces al día. Manías que tengo. Abandonar a mis clientes habituales de entrenamiento personal o dejar de atender mis sesiones de asesoramiento online no es posible, ya que mis ingresos principales provienen de ellos.
Por otro lado, también me gusta compartir mis reflexiones, experiencia y conocimiento con otras personas. Algunos dicen que se me da bien. Disfruto haciéndolo y quiero que siga siendo así. Así que, convertirlo en una obligación (no remunerada) que me añada presión o, peor aún, que afecte, reduzca o elimine aquellas cosas innegociables que me hacer sentir bien, rendir razonablemente y dormir tranquilo…. pues va a ser que no.
Por tanto, decidí decir no a crear contenidos en las RRSS para decir sí a una formación que me ayudaría a mejorar personal y profesionalmente.
Sin tener en cuenta las opiniones de los demás.
Y superando, con alguna dificultad, esa mezcla de sentimientos de culpa, de haber fallado, de no ser suficiente, de no haber estado a la altura, de no cumplir con lo se esperaba de mi… Confieso que no fue fácil. En el pasado tuve que luchar contra todos esos fantasmas que se enfrentaron a mi yo más responsable, exigente y perfeccionista. Pero, una vez recorrido el camino, cada vez es más fácil volver a pasar por él.
También asumí que algunos suscriptores (o seguidores, en otras plataformas) podrían sentirse molestos o dejar de seguirme, y que perdería “momentum” entre ellos.
Y está bien. Son las posibles y previsibles consecuencias de mi decisión.
He aquí mi aprendizaje-reflexión-consejo: partiendo de la base de que tu tiempo, atencion y energia son limitados, si tienes claras tus prioridades y qué cosas son innegociables en tu vida, no te costará eliminar (temporalmente o para siempre) aquello que no lo es tanto. Por mucho que también lo quieras, creas que debes hacerlo o porque es lo que (otros) esperan de tí.
Tus prioridades, lo que realmente es importante para ti, no es lo que respondes cuando alguien te hace esta pregunta (la salud, la familia y los amigos suelen ser las respuestas habituales).
Tus prioridades son lo que refleja tu agenda.
Muéstrame en qué ocupas tu tiempo y sabré cuáles son tus prioridades.
Pero no las de postureo. Tus prioridades de verdad.
El futuro
Y a partir de ahora… ¿qué?
Bien, una vez terminada la formación causante de mi desaparicion temporal y superado algún que otro mes de pereza para volver a escribir, mi propósito es volver a enviar este boletín, La Fuerza de Voluntad es una M***da, semanalmente.
Los viernes.
A las 15:00 h.
Sin suscripciones de pago.
Con consejos, ideas y reflexiones para que cambiar de hábitos y estilo de vida te resulte un poco más fácil y requiera menos sufrimiento fuerza de voluntad.
Ideas como la del próximo newsletter, en el que te explicaré cómo afrontar [estratégicamente] el año para que tus buenos propósitos no se queden en buenas intenciones frustradas por los “imprevistos” de la vida.
¡Ah!
Una cosa más: si has llegado hasta aquí, no me tienes en cuenta esta ausencia, crees que lo que comparto contigo te resulta útil y aplicable en tu día a día, y decides quedarte…
¡Gracias! 🙏🏻
Seguiremos hablando.
Salut
Alex, amigo. Interesantísima y coincidente reflexión. No creo que se trate de evitar los tropiezos, más bien se trata de comprender que el mundo no nos define, sino la capacidad de cada uno en abrazar lo que le hace sentir a uno pleno, auténtico y en paz consigo mismo. Abrazo
Pues ole tú y tu vuelta ;)