🥸Evita a toda costa la “trampa del experto”
Cuando tratas de ayudar a los demás, no basta con tener buenas intenciones. Muchas veces los consejos o recomendaciones, lejos de ayudar, se convierten en un obstáculo que dificulta el cambio.
Lo confieso: lo he estado haciendo mal durante muuuchosss años. Demasiados. Aún hoy en día debo reprimir ese impulso cuando surge de forma espontánea.
También lo veo en todos lados, en muchos ámbitos y con frecuencia. Demasiada.
En el fondo, nuestra intención es buena: queremos ayudar a los clientes-pacientes-atletas a mejorar-recuperarse-rendir facilitando y acortando el camino gracias a nuestros conocimientos y experiencia.
También es cierto que justo eso es lo que muchos esperan de nosotros, ¿no?
“Dímelo tú, que para eso eres el experto” (y para eso te pago)
Estoy hablando del reflejo de corrección y de la “trampa del experto”.
El reflejo de corrección
El reflejo de corrección es ese deseo natural de las personas con profesiones de ayuda, de solucionar las cosas y de prevenir y promover el bienestar del cliente-paciente-atleta.
Aplícase a: entrenadores, médicos, fisioterapeutas, podólogos, coaches, psicólogos, dietistas-nutricionistas…
Pero también ocurre entre amigos, conocidos, parejas, vecinos, padres, hijos, cuñaos y hasta a la tía Eustaquia.
🙂 “Había pensado empezar con unas clases de Zumba…”
🥸 “¡Ná! Olvídate de las clases de Zumba y ponte a hacer entrenamiento de fuerza”
🙂 “Siento que los lácteos no me sientan bien y había pensado…”
🥸 “¡Tonterías! Tú lo que necesitas es hacer ayuno intermitente”
🙂 “Me noto inestable y pesado con estas zapatillas…”
🥸 “Calla, calla… Con tu peso y corriendo en esfalto, son justo las que necesitas”
🙂 “Algunos días me siento sola, como si no le importara…”
🥸 “Deja a tu pareja, hazte un Tinder, busca un empotrador y verás cómo se te pasa”
No tengo dudas, las intenciones son buenas.
Estamos programados para ayudar al prójimo. Especialmente a aquellos seres cercanos que apreciamos y queremos. No nos gusta verles sufrir y haremos lo posible para darles soporte, apoyo emocional…
…y consejos.
Consejos que, por cierto, no nos han pedido.
Lo anterior, pese a no ser de gran ayuda, es totalmente comprensible.
Pero cuando este reflejo de correción surge de un “experto” que trata de ayudar a un cliente-paciente-atleta, cobrando por ello, eso ya es otro tema.
El reflejo de corrección es el deseo de enderezar lo que parece estar torcido en los demás y de orientarles rápidamente en la dirección adecuada recurriendo sobre todo al estilo directivo.
Vamos, lo que desde siempre se ha conocido como ser un “mandón”.
Y te conviertes en un “mandón” cuando caes en la “trampa del experto”.
La trampa del experto
La trampa del experto es un error clínico consistente en la asunción por parte del profesional de que él tiene las mejores soluciones a los posibles problemas del cliente-paciente-atleta.
Yo soy el experto. Yo sé lo que te pasa. Yo sé cómo solucionarlo.
Yo, yo, yo.
¿Y no tiene nada que decir el propio interesado?
Cuando caes en la trampa del experto, haces un diagnóstico prematuro, sin dedicar tiempo suficiente a escuchar al cliente, a conocer sus preocupaciones, sus miedos, sus experiencias pasadas, sus percepciones, sus creencias, su contexto personal…
Crees que no necesitas más, que ya lo has visto otras veces, que es un claro caso de [escribe aquí lo que quieras] que se soluciona mediante [pon aquí tu solución].
No te planteas explorar otras opciones que no sea lo que tú propones.
Y menos aún, dejar que el cliente participe en ese proceso de análisis y búsqueda de posibles soluciones, así como en la toma de decisiones.
Frecuentemente esto ocurre sin que el profesional levante la mirada de sus notas o de la pantalla de ordenador donde está recogiendo tus respuestas a sus preguntas. Donde apenas te ha mirado a la cara. O no se ha molestado en levantarse y bordear la mesa para explorar esa rodilla que te molesta.
Soy el experto, sé que te conviene, limítate a seguir mis indicaciones.
Al fin y al cabo, para eso has venido a verme, ¿o no?
Sí.
Y no.
En un contexto clínico, ¿cuál dirías que es el mejor predictor del éxito de una terapia?
La relación paciente-terapeuta.
No la experiencia. Tampoco los conocimientos.
¿Sabes en qué situaciones se dan un mayor número de denuncias a médicos?
En contra de lo que pudiera parecer, no depende tanto de la mala praxis o negligencia profesional, ni de los conocimientos, ni de la experiencia del médico, si no de la percepción que tiene el paciente de lo atento e implicado que ha sido el médico con él.
Queremos decidir sobre nuestra propia vida
Seamos claros: no nos gusta que nos digan lo que debemos hacer.
Menos aún con nuestra propia vida.
Queremos participar de las decisiones en las cosas que nos atañen y nos importan. Nadie quiere ser un mero espectador, sujeto pasivo o ejecutor de las intrucciones de otro sobre cómo vivir la vida. La nuestra.
Por ese mismo motivo la mayoría de las intervenciones que dejan a un lado los intereses, preferencias o preocupaciones del cliente-paciente-atleta raramente funcionan.
Y da igual si hablamos de dietas, programas de entrenamiento, ejercicios de rehabilitación para hacer en casa, cambios de hábitos y estilo de vida, uso del calzado, relaciones familiares, dejar de fumar o de beber alcohol…
Si no participas en el proceso de decidir qué hacer y cómo hacerlo, lo más probable es que ni llegues a ponerlo en práctica.
☝️Mi consejo, no solicitado, para profesionales: escucha a tu cliente-paciente-atleta, ¿qué cree que debería hacer? ¿qué está dispuesto a hacer? ¿qué se cree capaz de hacer? Explorad juntos varias opciones que podrían ayudarle en aquello que quiere mejorar, ¿por cuál quiere empezar?
Si detectas que hay una resistencia hacia tu solución propuesta, no luches, no impongas. Da un paso atrás, explora el motivo de esa resistencia y deja que el cliente te guíe hacia la solución que le gustaría poner a prueba.
Si lo implicas en el proceso de búsqueda y elección de la solución, estará más comprometido, aumentarán las probabilidades de que realice lo acordado y, por tanto, que consiga alguno de los beneficios perseguidos.
☝️Mi consejo para clientes-pacientes-atletas: si te encuentras con un experto que se limita a hacer un diagnostico y darte una solución, sin explicarte las diferentes opciones de que dispones, ni interesarse por cuál es tu opinión al respecto… díselo.
Con educación y sin enfrentamiento. Pero no te calles.
Evitar esa conversación incómoda ahora os obligará a mantenerla en el futuro, cuando debas dar explicaciones de porqué no has cumplido con el programa.
Y si ves que su ego no lleva bien eso de que cuestiones su expertise, busca otro profesional que te ponga a ti en el centro del proceso.
Escribe tu propio manual de instrucciones
Nadie puede escribir tu propio manual de usuario.
Nadie es más experto en tu vida que tú mismo.
Y así debe ser.
Tal vez sientas que no lo tienes todo controlado, que aún no estás donde quieres estar, que sigues esforzándote en mejorar algunas facetas de tu vida y que todavía no has llegado a tu versión definitiva. Incluso que pienses que, en algunos aspectos de tu vida reina el caos y el descontrol.
No te preocupes, no pasa nada.
Aún así, tú sabes más de tu vida que cualquier experto.
Y es bueno dejarte ayudar por expertos que te acompañen en este proceso de crecimiento, entrenamiento, transformación física, recuperación, rehabilitación o lo que sea que decidas mejorar.
Pero tú siempre deberías estar al mando, escoger el destino, decidir la dirección y velocidad a la que quieres desplazarte, eligir la ruta, hacer las paradas que desees y, por supuesto, poner la lista de Spotify que te plazca.
El experto debe estar en el asiento de copiloto, facilitándote el trayecto y proporcionándote alternativas a los obstáculos que vayáis encontrando por el camino.
Pero tú estás al mando.
Así es la vida, la escritura eterna de un manual de instrucciones inacabado (e infinito) sobre cómo funcionas tú en tu contexto.
Sobre cómo quieres vivir tu vida.
Tu propio manual de instrucciones.
El próximo viernes te daré dos ejemplos, propios, que contradicen la teoría y lo que cualquier experto recomendaría a su cliente, pero que a mi me funciona.
Uno sobre el ayuno intermitente.
Otro sobre el orden del entrenamiento de fuerza y cardio en una misma sesión.
¿Y quién sabrá mejor que yo lo que me va bien?
Salut
Cuánta razón Alex!! La mayor parte de las veces estamos más preoucupados en soltar nuestro consejo estrella a nuestro familiar, amigo, compañero, que centrados en lo más importante que es escuchar y validar su mensaje.
Hace tiempo leí un pequeño libro, bastante liviado y sencillo de leer (I hear you - Michael S. Sorensen), que me hizo cambiar chip y comenzar escuchar sin ofrecer opiniones sin que se me pida expresamente. Lo recomiendo si a alguien le interesa.
Muchas gracias como siempre.
Espero los dos ejemplos,
Muchas gracias Alex.
Excelente, como siempre