😇 Convierte a tus cómplices en aliados
Si quieres cambiar algún hábito, rodéate de personas que te ayuden en el proceso. Identificar a tus cómplices y convertirlos en aliados es una de las estrategias más potentes para conseguirlo.
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Después de la auditoría de amistades y de haber identificado a tus cómplices y aliados, llegó la hora de pensar en estrategias para decantar la balanza en favor de estos últimos.
(Si no sabes de qué estoy hablando, lee primero esta entrada y después esta otra).
Objetivo: rodearte de un mayor número de aliados que de cómplices.
¡Vamos allá!
Paso 1: identificar a tus cómplices y tus aliados
Si has seguido el hilo de este newsletter, seguramente ya has completado este paso.
Si acabas de aterrizar en La Fuerza de Voluntad es una M***da, ves aquí.
Paso 2: redefinir lo que es “normal”
Lo que ves habitualmente a tu alrededor es lo que acabas creyendo que es normal aceptable y razonable.
“Bueno, Alex, si todos lo hacen, será lo normal, ¿no?”
¿”Normal” como sinónimo de “corriente” o “frecuente”?
Entonces sí.
¿”Normal” como sinónimo de “natural”?
Ahí ya depende…
¿”Normal” como indicativo de lo que deberías desear o a lo que puedes aspirar?
¡No! ¡Eso sí que no!
Un comportamiento generalizado en la sociedad no significa que sea lo natural ni lo deseable para el ser humano.
¡Ah!, ¿que necesitas algún ejemplo?
Fumar, beber alcohol, pasarse todo el día sentado frente un ordenador, comer alimentos que no reconocería tu abuela, irse a dormir tarde (y dormir poco) por capricho, llevar zapatos de punta estrecha y 12 cm de tacón, crearse un avatar en el metaverso, tener la vista fija en pantalla de 6 pulgadas durante 3h y 16 minutos al día… ¿sigo?
Aunque, ¿sabes qué es lo peor? Que tú no tienes porqué conformarte con lo estándar, con la media, con lo normal… ¡Ojo! No estoy diciendo que tú seas especial, un ser de luz, ni que valgas más o merezcas que te pasen mejores cosas que al resto de personas.
Lo que sí te digo es que no tienes porqué conformarte con lo corriente, con lo average, y que puedes, si lo deseas, esforzarte por algo mejor.
Tal vez lo consigas, tal vez no.
Pero tienes todo el derecho y, si me permites mi opinión, el deber de aspirar a progresar en todos aquellos aspectos de tu vida que son importantes para ti.
Veas lo que veas a tu alrededor. Digan lo que digan. Hagan lo que hagan los demás.
No te compares con nada externo. Sube el listón. Pregúntate “¿Cómo quiero vivir y cómo quiero sentirme? ¿Qué tipo de persona quiero ser?”
Consejo: no te fijes en los estándares y no permitas que el entorno te diga qué es normal y a qué puedes aspirar. Decide tú cuál es la norma que quieres para ti.
Paso 3: Tácticas para aumentar tus aliados
Una vez redefinido el término “normal”, es hora de buscar tácticas o estrategias para aumentar el número de fans o coaches y reducir el de cómplices.
1. Hablar con tus cómplices
Simple.
No esperes que tus amigos cómplices adivinen cuáles son tus aspiraciones y cómo te gustaría que te apoyaran en el proceso: díselo.
Explícales qué aspectos estás intentando cambiar, porqué son importantes para ti y de qué forma esperas que te apoyen y ayuden en el proceso. Sé claro y concreto.
No les culpes por sus acciones (recuerda que no tienen malas intenciones), pero cuéntales el efecto que tienen sobre ti y cómo pueden ayudarte en tu propósito.
Haz como Anna, que se dio cuenta de que cuando va a casa de su madre, todos los miércoles, toma dos botellines de cerveza mientras hablan. Su madre, que no bebe, compra esas cervezas para ella. (¿identificas al cómplice silencioso?).
Anna habló con su madre y le pidió que ya no comprara más cerveza. Desde entonces, ambas disfrutan de ese tiempo juntas bebiendo un Vichy con hielo y limón.
¿Sabes lo mejor de todo? Que prácticamente todos tus amigos (los de verdad, los que quieren lo mejor para ti) se van a mostrar predispuestos y encantados de ayudarte. Y harán todo lo posible por echarte un cable. Incluso es probable que tenga un impacto positivo en vuestra relación de amistad.
Este tipo de conversación bien merece la pena, ya que tiene un doble beneficio para ti: eliminas un cómplice y ganas un aliado.
2. Tomar el control de tus eventos sociales
¿Te acuerdas de esos cómplices silenciosos que actúan como organizadores o anfitriones de vuestros actos sociales? ¡Pues es hora de invertir los papeles!
Si quieres tomar el control sobre tus acciones, tendrás que empezar a tomar el control sobre esas quedadas, eventos y situaciones.
¿Quieres cenar con tus amigos pero seguir con tu plan nutricional?
Elige tú un restaurante que ofrezca opciones saludables en la carta.
¿La copiosa comida familiar de los domingos en casa de tu tía?
Invítalos a tu casa y prepara unos platos sabrosos, sanos y en cantidades razonables.
¿Quedar con un amigo en el bar para poneros al día mientras tomáis unas cervezas?
Propónle ir a caminar por alguna montaña cercana, un parque o el paseo marítimo.
O, como hicieron Mercè y Pere, que hace unos meses decidieron deshacerse de todas las copas y botellas de alcohol que tenían en casa. Desde entonces, sus invitados pueden elegir entre dos tipos de agua con gas y algunos refrescos.
Pero bueno, eso ya es de nivel pro: no solamente modifican el entorno para que juegue a su favor (beber menos alcohol), si no que están ayudando a sus amigos a mejorar sus hábitos. Sin ser conscientes de ello, han pasado de ser cómplices ( de sus amigos) a ser aliados.
3. Buscar nuevos amigos
Busca personas o grupos en los que la norma sea aquello que aspiras conseguir.
¿Quieres ponerte en forma?
Apúntate al gimnasio, busca un grupo de baile, únete a un club de corredores, acércate a un parque de calistenia de tu ciudad, súmate a ese grupo que todos los domingos sale a hacer trekking por la montaña,…
Conecta con personas con tus mismos intereses y objetivos en Facebook o Instagram. Sí, las RRSS tienen también sus cosas buenas.
Grupos de fitness, de triatletas, de alimentación saludable, de personas que quieren perder peso, de personas que quieren ganar peso, de finanzas personales, de patinadores, de procrastinadores, de obsesionados por el orden… ¡tengo de todo, papi!
Lo más habitual es que te encuentres con personas afables, dispuestas a ayudarte, apoyarte y motivarte en tu proceso de cambio (algo que también esperan de ti, por cierto).
La ventaja de unirte a uno de estos grupos es que puedes incorporar a varios aliados de golpe (ya sea con papeles de coaches o fans).
Rodéate de personas que te recuerden más tu futuro (la persona que aspiras a ser) que a tu pasado (la persona que intentas dejar atrás).
4. Distanciarte de las malas influencias
Sé que no esperabas llegar a este punto. Y es bastante probable que no lo necesites si aplicas las tácticas anteriores.
Aunque, en algunas ocasiones, deberás tomar medidas más drásticas.
Si alguno de tus amigos cómplices no está dispuesto a ayudarte, si antepone su voluntad o interés personal a los tuyos, si te hace chantaje emocional para que sigáis perpetuando el “crimen” que intentas evitar… deberías alejarte de él.
Sé que es una decisión difícil y, en muchos casos, dolorosa. Pero es necesaria.
Una de las primeras medidas del tratamiento de cualquier adicción, es sacar al paciente de su círculo de conocidos o amistades con los que consumía drogas o alcohol. Es imposible tratar el consumo de esas sustancias mientras la persona frecuente los mismos lugares y siga en contacto con las mismas amistades.
Aunque también es posible que este proceso ocurra de forma natural: si tienes deseos de cambiar algún hábito de tu vida probablemente empieces a sentirte más atraído por personas o grupos que ya lo practican y empieces a pasar más tiempo con ellos y menos con los que ejercen una mala influencia sobre ti.
Para este proceso, también te resultará útil (¡y revelador!) redefinir tu concepto de amistad:
¿Es un amigo de verdad o solamente es un amigo para salir de fiesta?
¿Esa amistad se manifiesta en una variedad de contextos y actividades o siempre son en un mismo lugar o haciendo una única actividad?
¿Cómo sería vuestra relación si eliminárais ese mal hábito? ¿Seguiríais disfrutando de vuestra relación y tiempo compartido? ¿O se perdería ese punto de conexión?
No confundas a un amigo/a de verdad con un compañero/a de… [pon aquí lo que quieras].
Recalculando…
Es el momento de echar cuentas.
¿Cómo está tu balanza de cómplices y aliados?
¿Se ha inclinado hacia el lado de estos últimos?
Si es así, ¡felicidades! Como ya te dije unos días atrás, parece ser que aquellos que tienen a su alrededor media docena de amigos que actúan como aliados (ya sea en el papel de coach o de fan) tienen un 40% más de probabilidades de conseguir aquellos cambios que persiguen que los que tienen menos de esa media docena de aliados.
Este es un claro ejemplo de cómo facilitar esos cambios que persigues de una forma simple, sencilla, pero muy potente, con preparación y estrategia, en lugar de desgastarte luchando con tu fuerza de voluntad.
Espero que te pueda servir.
Salut.
Las ideas de este post están extraídas del libro “Change anything”, otro manual de operaciones espectacular para los procesos de cambio de hábitos. Está en inglés (no he encontrado la traducción al castellano).
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